El pasado 14 de diciembre, el Monasterio de Santa María de la Vid vivió una jornada inolvidable con el esperado Concierto de Navidad. Con más de 150 asistentes, el evento marcó la inauguración del sistema electroacústico del órgano histórico, devolviendo a la vida los sonidos que resonaron en sus paredes entre 1786 y 1842. Este acontecimiento, organizado por la Asociación Amigos del Monasterio y la Orden de San Agustín, fue un verdadero éxito que combinó historia, arte y música.
El protagonista de la tarde fue el organista Francisco Nicolás Pérez Fernández, quien no solo deleitó al público con su música, sino que también ofreció una enriquecedora explicación sobre el funcionamiento y la historia del órgano. A lo largo del concierto, el maestro compartió detalles sobre la restauración del instrumento, describiendo cómo el nuevo sistema permite recrear fielmente los sonidos originales, un homenaje al esplendor del pasado del monasterio.
Un viaje musical que reunió a 150 personas para celebrar el nuevo sistema electroacústico del órgano histórico
Entre las piezas interpretadas, destacaron composiciones clásicas y barrocas que transportaron a los asistentes a otra época. Cada nota resonó con una claridad y profundidad únicas, gracias a las mejoras tecnológicas recientemente implementadas. Francisco Nicolás no solo interpretó música, sino que también guió a los presentes en un viaje histórico-musical, explicando el contexto de cada obra y su conexión con la tradición litúrgica del monasterio.
La acogida del evento fue excepcional. Los asistentes, emocionados y maravillados, elogiaron la perfecta organización y la atmósfera creada en el interior de la iglesia del monasterio, iluminada por la majestuosidad de su retablo barroco. Muchos destacaron cómo el concierto no solo celebró el arte, sino también reforzó el papel del monasterio como centro cultural y espiritual en la zona.
Este concierto no solo representó un hito para el Monasterio de Santa María de la Vid, sino también un recordatorio del poder de la música para conectar generaciones y preservar el legado histórico. Sin duda, una experiencia que quedará grabada en la memoria de todos los que tuvieron la fortuna de participar.
